Los discursos parlamentarios de Práxedes Mateo-Sagasta

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Legislatura: 1872 (2ª) (Cortes de 1872)
Sesión: 5 de junio de 1872
Cámara: Congreso de los Diputados
Discurso / Réplica: Respuesta al Sr. Ruiz Gómez
Número y páginas del Diario de Sesiones: 31, 656, 657
Tema: Discurso de la Corona

El Sr. SAGASTA (D. Práxedes Mateo): Pido la palabra para rectificar.

El Sr. PRESIDENTE: La tiene V. S.

El Sr. SAGASTA (D. Práxedes Mateo): Voy a decir pocas palabras, pues como debe suponer el Sr. Ruiz Gómez, no necesito muchas para demostrar que yo no he desertado de mi bandera; porque hay que tener en cuenta que una fue la bandera antes de la revolución, y otra fue la bandera después de la revolución. De la enseña que enarbolamos cuando la revolución, yo no me he separado ni un solo momento, y yo no reprocho a S. S. el que se haya separado de mí y el que piense hoy de distinta manera que pensaba hace tres meses acerca del sufragio universal, acerca de los derechos individuales y acerca de otras cosas en las cuales opinaba como yo entonces. Porque la verdad es que yo pienso hoy lo mismo que pensaba antes, y S.S. llamándose [656] radical y siendo radica, no juzga ni opina lo mismo que pensaba hace unos pocos meses. Por consiguiente, si aquí ha habido movimiento, ha sido por parte de su señoría, que se ha hecho radical y podrá mañana ser otra cosa. Hablando con entera franqueza, diré que yo extrañé muchísimo ver que S. S. se hacia radical; porque teniendo en cuenta sus antecedentes, su carácter, sus estudios, y hasta la personalidad de S. S., creía yo que a semejanza de aquellos comerciantes del litoral que felicitaban a S. S. y le decían que habiendo sido antes moderados, no tenían inconveniente en ser ahora radicales con S. S., podía yo a mi vez ser radical a la manera que S. S. puede serlo.

No tengo más que decir respecto de este particular. Y en la cuestión de Hacienda debo decir a S. S. que las proposiciones que a mí se me hicieron procedían de casas respetabilísimas del extranjero, unidas a otras de las más respetables de España, que juntas querían interesarse en el empréstito. Ya sé yo que se hacen proposiciones a los Ministros, unas veces para conocer sus intenciones, y otras también para colocarles en graves compromisos; pero las proposiciones para hacer el empréstito que a mí se me ofrecía, no obedecían a ninguno de estos móviles. Casas respetables del extranjero, como ya he dicho, unidas a las más respetables de España, que iban a hacer juntas la operación, que no tenían interés en desacreditarse ni en desacreditar al Gobierno, ni en desacreditar al Ministro, formularon proposiciones a tipo más ventajoso que aquel en que hizo el empréstito el Sr. Ruiz Gómez; y la prueba de que se trataba de una cosa formal y seria, la tenemos en que esas casas ofrecieron la garantía que el Gobierno quisiera exigir para la seguridad de la operación, y la fianza que se creyera conveniente para asegurar el éxito de la misma. Por consiguiente, yo suplico al Sr. Ruiz Gómez que deje algo de lo mucho que se atribuye en la cuestión de Hacienda, al Gobierno anterior al de S. S., al Ministro de Hacienda su antecesor, que también es amigo suyo, que no se olvide, al dar a sus amigos la parte que en este asunto les corresponde, de dar también lo que es suyo a sus antiguos amigos que quieren volverlo a ser.



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